
El famoso cuento de La Caperucita Roja y el Lobo
El famoso cuento de la Caperucita Roja y el lobo, es un cuento clasico muy difundido, y escrito muchas veces y lo más importante que gusta a niños y grandes.
En lo más profundo de un gran bosque vivía una niña de cabellos largos y mejillas rosadas, quien jugaba por la pradera muy feliz y siempre llevaba una capa roja, y por lo que todos en el bosque le llamaban la Caperucita Roja.
Caperucita Roja vivía con su madre, a ella le gustaba hacer muchos pasteles y tortas en casa los que compartia con todos a su alrededor.
Al otro lado del bosque vivía su abuelita a quien le encantaban los pasteles que hacían en casa, pero un día la anciana de pronto enferma, le vino un gran malestar y se puso muy triste.

La mama de la Caperucita Roja le pidió que llevara un delicioso pastel porque ella estaba muy ocupada preparando riquísimos manjares y a su vez también le preocupaba la salud de la abuela más aun cuando estaba sola en una cabaña lejana.
Caperucita Roja tomó su capa y una canasta que contenía un exquisito pastel con un tarro de mantequilla, para llevarle a la abuela que se encontraba deprimida.
Antes de salir su madre le advitio que fuera directo a la cabaña de la abuela, sin distraerse ya que el camino es largo y peligroso y se rumoreaba que por ahí rondaba un Lobo que asechaba todo a su paso.

Con una tierna y encantadora sonrisa en su rostro y con mucha seguridad Caperucita Roja emprendió su caminata rumbo a casa de la abuela, y en el bosque fue encontrando algunas divertidas criaturas con las que compartía una alegre amistad entre juegos y canciones por la pradera.
Caperucita Roja y el lobo
Pero, por unos momentos el ambiente se puso oscuro, los animales se esparcieron dejándola sola y sorprendida y entre los árboles la niña Caperucita Roja solo podía observar una figura extraña que se acercaba lentamente, pues era el Lobo del que le advirtió su mama.
El Lobo le pregunta a Caperucita con su voz fuerte y malvada, ¿a donde vas?, a lo que ella responde: ¡A Casa de mi Abuela a llevarle esta cesta con pastel y mantequilla!, se ha sentido mal últimamente.

Lo había escuchado, exclamó el Lobo y yo también quisiera ir a visitarla, puedo acompañarte a lo que ella respondió con mucha seguridad ¡SI CLARO!
En el camino Caperucita vió unas lindas flores y se detuvo para recoger algunas y llevarlas también a la abuela.
En ese momento el Lobo rápidamente se adelanto dejándola sola, cuando Caperucita Roja se dio cuenta, se sorprendió, pero sin reparo tomo su canasta y siguió adelante.
El Lobo llego mucho antes a la casa de la abuelita, y llamo desde la puerta y con voz de niña respondía al llamado de la abuela y luego de abrirle pensando en que era su nieta se dio con la sorpresa que fue engañada por el cruel lobo.

En ese momento y muy cerca se encontraba un Cazador de lugar quien escuchó atentamente el llamado que hiciera el Lobo a la Abuela y se acercó para observar lo que tramaba el lobo en la casa de la anciana.
El salvaje Lobo al ver a la Abuela indefensa se lanzó sobre ella para devorarla de un solo bocado.
El Lobo de inmediato se coloco el gorro de dormir de la abuela y se metió a la cama donde espero que apareciera Caperucita Roja y en ese preciso momento llego la niña, quien se acerco rápidamente a la cama de la abuela, coloco las flores en la mesita de noche y veía extraña a la abuela por lo que le pregunto:
Abuelita que ojos tan grandes tienes, a lo que el lobo respondió: Son para verte mejor.
Abuelita que orejas tan grandes tienes, son para oírte mejor.
Abuelita abuelita que dientes tan grandes tienes, si son para comerte mejor.
Inmediatamente el Lobo salió de las sabanas y con mucha cruelda tomó a la Caperucita Roja y se la comió.
Luego de comérsela el Lobo agotado se quedó dormido.

La Caperucita Roja y el Cazador
En medio de los arbustos el Cazador estaba pendiente de lo que pasaba, y sin esperar más se acerco a la ventana de la casa desde donde pudo ver al lobo panzón y dormido, pero no veía a la Caperucita Roja y a la abuelita.
Preocupado entró a la casita de la abuela y tomó al Lobo y de inmediato con su cuchillo le abrió la barriga, y ahí encontró con vida aun a la Caperucita Roja y a la abuelita.
Muy molesto el Cazador con el cruel Lobo, procedió a llenar la barriga de piedras y se la cerró. Al despertar el Lobo tenia mucha sed con la barriga tan pesada y sin poder casi caminar el Lobo se dirijio al estanque más próximo donde se cayo por el peso de las piedras en la panza y sin poder salir se ahogó.
La Niña y la Abuelita estaban a salvó; la Caperucita Roja había aprendido la lección, debía obedecer, ya que su madre le advirtió que no se distrajera en el camino y desde ese momento en adelante no lo volvería a hacer, seguiría las recomendaciones de su madre siempre. Aquí tenemos más detalles y habiendo llegado al final pasemos a leer otro cuento, entra para ingresar, te va a encantar.
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