Pulgarcito

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El cuento de Pulgarcito

Había una vez un buen leñador con una enorme familia, tenía siete hijos y todos eran varones al nacer el menor fue del tamaño de un pulgar, Pulgarcito.

El leñador y su esposa eran muy humildes en su mesa a menudo escaseaba la comida, una noche luego de la cena la mamá de Pulgarcito los mando a todos a dormir, quedándose en la mesa junto a su esposo conversando y decían que ya no tenían suficiente dinero para alimentar a todos sus hijos, con cara de preocupación y cabezas agachadas el leñador y su esposa se abrazaron esperando que algo ocurriera, ellos no se percataron que a lo lejos Pulgarcito estaba escuchando todo lo que decían.

Pulgarcito paso toda la noche pensando cómo podía ayudar, a la mañana siguiente se levantó con una idea en mente, de inmediato llamo a sus hermanos a una reunión en el granero de la casa y les contó lo que había escuchado, que podemos hacer dijo uno de los hermanos a lo que respondió Pulgarcito, tengo una idea.

Mamá y Papá están próximos a llamarnos para ir a recoger la leña, una vez en el sitio y sin que ellos se den cuenta nos esconderemos y esperemos que ellos nos busquen hasta que se cansen y se vayan a casa pensando que estamos allá, luego saldremos y emprenderemos un viaje a buscar oro y riquezas, para ayudarles y no falte nada más.

Todos se vieron las caras y el mayor dijo: ¡Si y como regresaremos a casa si nunca hemos salido solos!, Pulgarcito respondió ¡Tranquilos tengo todo controlado! ¡En el camino dejaremos un rastro con migas de pan cuando queramos regresar ellas nos guiaran!, se volvieron a ver todos las caras y convencidos los siete hermanos prometieron participar y guardar el secreto.

Durante la cena el Leñador les dijo a sus hijos que se prepararan porque la mañana siguiente deberían salir todos al bosque para recoger leña. Una vez en el lugar Pulgarcito y sus hermanos pusieron en marcha el plan que tenían, se escondieron esperando que sus padres pronto se dieran cuenta y regresaran a casa pensando que se habían ido, una vez solos salieron de su escondite.

Comenzó la travesía, Pulgarcito iba dejando el rastro de migas de pan tal y como habían quedado, de pronto un fuerte viento los alcanzo, con él una gran tormenta, los hermanos intentaron regresar pero al buscar el rastro de migas de pan ya no estaba, Pulgarcito supone que serían los pájaros que se lo comieron o la fuerte brisa que se lo llevo.

Rápido Pulgarcito subió a un árbol de donde pudo ver una luz, ¡veo una casa! Gritó, vamos para allá, al llegar todos empapados y muertos de hambre tocaron a la puerta al abrir los recibió una mujer de extraño parecer, Pulgarcito de una vez le dijo: ¡buena Señora somos siete niños perdidos nos puede ayudar!, ¡Quisiera pero no puedo!, dijo la mujer, mi esposo es un gran ogro y cuando los vea en casa se los comerá sin pensarlo dos veces. Sin embargo los niños insistieron en quedarse la buena mujer los recibió, les dio de cenar y los escondió.

Pulgarcito y el Ogro

Llegando el ogro a la casa, sintió un olor a carne fresca y sin pensar comenzó a gritar: ¡Huele a carne fresca!, los niños asustados se abrazaron, el ogro comenzó a oler todo a su alrededor hasta que los encontró, ¡ajá lo sabía! Carne fresca los tomo a todos en su mano disponiéndose a comérselos, ya cuando los tenía casi en su boca. Su esposa se lanzó ante el ogro con un plato suculento de comida para convencerlo de que no se los comiera y los dejara para el día siguiente, dejándose convencer el ogro los envió a dormir.

Entrando a la habitación Pulgarcito se dio cuenta que ahí dormían las hijas del ogro las que llevaban en sus cabezas coronas y dormían con ellas, antes de acostarse Pulgarcito le coloco las coronas a sus hermanos y a él, de pronto en medio de la noche apareció el ogro en la habitación para comerse a los niños, como tenían las coronas el ogro se confundió y se comió a sus hijas.

Al salir de la habitación full el ogro se fue a su cuarto; de inmediato Pulgarcito y sus hermanos huyeron de esa casa, en la mañana el ogro se dio cuenta de lo que sucedió verdaderamente, se comió a sus hijas, corrió a buscar a los siete hombrecillos, casi los alcanza, escondidos entre las piedras esperaron que el ogro siguiera para salir, Pulgarcito les pidió a sus hermanos que volvieran a casa, diciendo: ¡no se preocupen por mi volveré!

Cansado de tanto buscar el Ogro se detuvo a descansar un rato y se quedó dormido a la orilla de un árbol, Pulgarcito cuidadosamente logró sacarle las grandes botas a aquel gigante, eran mágicas y se adaptaban al que se las colocara, Pulgarcito se lanzó sobre las botas se las ajusto y salió corriendo a la casa del Ogro.

Una vez en la puerta toco fuertemente a lo que la señora Ogro salió, Pulgarcito le dijo que venía de parte del Ogro quien fue atrapado por ladrones que le piden una  recompensa para no matarlo debe de mandarle todo el oro y las joyas que tiene.

La mujer en un instante busco todo el oro y las joyas y se las entrego. Pulgarcito corrió a casa con toda esa fortuna. Desde entonces ya no tuvieron más necesidad y el Ogro malvado se puso a llorar.

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